República Dominicana
“La tierra más hermosa que sus ojos jamás han visto…” – Cristóbal Colón
Más allá de playas acariciadas por el sol y un estilo vacacional descomplicado, la República Dominicana ofrece una historia rica y llena de vitalidad que mezcla a Europa con el Nuevo Mundo.
En 1492, Cristóbal Colón arribó en su carabela insignia La Santa María, a la Costa Norte de La Isla Española, un paraíso que se convertiría en la República Dominicana.
En 1496, su hermano, Bartolomeo Colón, fundó a Santo Domingo –la primera ciudad oficial del Nuevo Mundo y hoy en día la capital de este encantador país.
Declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1990, la histórica Zona Colonial de la capital ofrece 100 cuadras al cuadrado de arquitectura Español-Colonial que data desde hace cinco siglos. De muchas maneras, la República Dominicana ofrece un paisaje de contrastes.
Montañas alpinas y rápidos en los ríos que forman abundante espuma blanca. Bosques tropicales frondosos que producen orquídeas salvajes y buganvillas. Millas de playas primitivas salpicadas de palmas de coco. Y las sonrisas amigables y cariñosas de los habitantes multiculturales que llaman a este hermoso país “su hogar”. Por todo lo anterior, no es de extrañarse que los viajeros regresen año tras año tras año a la República Dominicana.
Puerto Plata
En la costa norte de la República Dominicana se encuentra la encantadora ciudad de Puerto Plata. Este secreto tan bien mantenido ha sido extraído de la historia de Europa y del Nuevo Mundo que data del año 1502, cuando Nicolás de Ovando estableció una flota comercial de barcos bajo la dirección de Cristóbal Colón.
Al pasar por el frente de la magnífica Torre Victoriana en el Parque de la Independencia, usted podrá percibir el periodo cuando Puerto Plata era el puerto comercial más importante del Nuevo Mundo y la Fortaleza de San Felipe protegía a la ciudad de los ataques de los piratas.
La historia de este hermoso lugar es verdaderamente multicultural. Hace más de 1.000 años los Indios Arawak caminaban por las playas de color ámbar y cazaban en las montañas en la cercanía. Algunos esclavos que se escaparon de América a menudo encontraban aquí un refugio seguro. Alrededor de 1800, la llegada de campesinos agricultores de la cercana Cuba lanzó la era agrícola de la caña de azúcar y del tabaco que aún persiste.
Una histórica galería en una mansión alberga el Museo de Ámbar Dominicano, dedicado a la piedra nacional de la República Dominicana – el translúcido ámbar. Un faro antiguo, recientemente restaurad, nos transporta a los días de los masivos galeones españoles y de los barcos que llegaban del Nuevo Mundo. Pasee por las pintorescas calles en donde encontrará encantadoras galerías, tiendas de regalos y cafés abrigados por mansiones victorianas.
Ignorada por décadas, esta hermosa ciudad costera se está convirtiendo rápidamente en un destino de alta demanda para los viajeros de ocio en todo el mundo.